Cultivado en las verdes y brumosas tierras altas de Ceilán, el té de pólvora tiene un distintivo aspecto rizado y bien enrollado. A las pocas horas de arrancarlas, las hojas se marchitan instantáneamente y luego se enrollan para preservar la frescura y el sabor naturales del té por más tiempo. Tómese unos momentos de tranquilidad para remojar las hojas durante 2-3 minutos en agua a 90 grados y véalas desplegarse mágicamente para revelar su sabor profundo y refrescante.